Yves Klein tituló como “anthropometrías” sus performances donde cubría a mujeres desnudas con pintura azul, usando sus cuerpos como pinceles, y de esta manera se pinta la superficie bajo su dirección. Concepción de la obra de manera integral asumiendo como parte de ella, tanto el cuadro como el producto, la improvisación como proceso y la videogravación como registro.
Debíamos pintar con distintas partes de nuestro cuerpo un mural de cinco metros de largo. Este trabajo se realizó en grupos de cinco usando pinturas acrílicas.
Con este mural queríamos plasmar la dirección que debe tomar el ser humano; desde la ciudad industrializada, que contamina y destruye, a un estado mucho más natural. Esto se expresa con un camino de huellas blancas que atraviesa el dibujo.
La parte izquierda del dibujo representa la ciudad. Para ello utilizamos colores fríos y oscuros (distintos negros y tonos de grises) y lineas mucho más geométricas y rectas, realizadas con los antebrazos.
El extremo opuesto representa esa naturaleza, con formas mucho más aleatorias y tonos más cálidos (verdes, rojos, amarillos...).
En el centro del mural utilizamos tonos naranjas y marrones, con lineas algo menos rectas, realizadas con los dedos y manos. Esta zona supondría una fase intermedia, el tránsito entre la ciudad contaminante y la nauraleza pura.
Al reflexionar sobre el significado de nuestro mural pensé que tenía cierta relación con el pensamiento del filósofo Rousseau: "El hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe. Para que aparezca la natural bondad de los hombres debemos volver a ese estado de naturaleza".
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